Bienvenid@ a este blog colectivo (con tendencia a lo masivo) donde expresaremos todo lo que queramos con libertad y sin censura de ninguna clase.
La idea de CeroUno nace de la necesidad de tener un lugar donde expresarse sobre cosas no necesariamente personales, o sobre cosas sobre las que no quisiéramos/pudiéramos expresarnos en nuestros blogs personales.
La principal regla aquí es la libertad de expresión. Esta libertad y el carácter poco restrictivo del blog pueden dar como resultado un blog un tanto caótico en su contenido, sin una temática demasiado definida, pero no es nuestra intención crear un blog famosísimo ni mucho menos convertirnos en blogstars.
Simplemente queremos expresarnos con libertad.

miércoles, 11 de julio de 2007

Réquiem

Estaba sentado en una silla que se encontraba contra la pared, a la luz de la luna que entraba por la ventana, en aquella sala de aquella casa de aquella familia acomodada. Una sala tan suntuosa no se llamaba sala, se llamaba living.
La luz azulada de la luna de medianoche iluminaba la mitad de mi rostro y proyectaba sobre la pared atrás de mí la sombra del cuerpo que colgaba ahorcado del techo.
Aquel imbécil se lo tenía bien merecido. Aquel bastardo era una molestia que ya no se entrometería en lo que no le importaba, en lo que no le incumbía.
Todavía en ese momento, a sabiendas de que aquel cuerpo ya no vivía, yo disfrutaba disparándole, volándole un pedazo de mano o un pedazo de rostro con mi pistola. Mi .38. Mi amiga.
Aquella familia, como muchos adinerados, habían construido su casa en un lugar bastante aislado, pero bastante agradable.
Así que nadie escuchaba los disparos. Sólo yo. Yo y aquella casa que parecía reprocharme lo que había hecho dentro de ella. Dentro de ella.
Le disparé en el pié. Ya casi no sangraba.
En donde había estado su ojo izquierdo ahora había un hueco sangriento, un hueco con paredes húmedas del que todavía goteaba algo de sangre y del que todavía colgaban algunos jirones de piel y carne.
Me levanté de la silla y me acerqué a aquel péndulo humano.
Apunto mi arma hacia su ojo derecho, con el cañón apenas a diez centímetros de su rostro.
Al menos ahora su feo rostro está simétrico.
Camino hacia una mesita a un lado de un sillón.
Dejo mi arma sobre la mesita.
Camino hacia la ventana para recibir de lleno la luz de la luna, para que me abrace por última vez, para que me abrace como ningún ser humano lo ha hecho nunca. Para que me abrace, la luz.
Sonrío.
Hay sangre en mi rostro y sobre mi camisa.
Sonrío.
Siento que mis ojos se cierran, no he dormido bien en varios días.
Siento que mis ojos se cierran…
Sonrío…
Hay sangre…

// Este retorcido relato lo escribí hace casi exactamente un año, y hace poco pensé en él como una potencial parte de la novela gráfica que ya no hicimos.

1 comentario:

Giovanni dijo...

Me laikea como escribes Jar...
Tambien me gusto tu relato, uno que pusisite en Devianart o no sé pero uno de assshhh no me acuerdo el punto es que escribes con madre...

ciao